Con los datos que de ella se obtienen se elaboran las declaraciones fiscales. Por lo tanto es un medio para cumplir con las obligaciones con hacienda convenientemente. También es un fin en sí misma porque ofrece toda la información referente al funcionamiento de la empresa. Pero tanto en un caso como en otro, lo ideal es llevarla lo más al día posible.
  • Podrás tomar decisiones que repercutirán en la “factura fiscal” del ejercicio.

El dato fundamental y que más interesa al empresario es el beneficio o pérdida de la actividad: en función de su montante tendrá que tributar más o menos.

Por ejemplo, si se tenía previsto hacer ciertos gastos más adelante se pueden adelantar a este ejercicio con el fin de minorar la tributación. O igual interesa cerrar una operación de venta a principios del ejercicio siguiente y no aumentar así la progresividad del impuesto en el año en curso.

  • Podrás saber en todo momento lo que te deben y lo que debes.

Si la contabilidad de tu empresa está actualizada, con solo darle a una tecla del ordenador podrás saber exactamente lo que tienes que pagar exactamente y a quien: proveedores, hacienda, seguridad social, el banco que te hizo el préstamo, trabajadores, …  Lo que te deben exactamente y quien: clientes, hacienda, otros deudores…

O, por ejemplo, el importe  de IVA  pagar en cualquier momento del trimestre.

  •  Tendrás contento a tu asesor.

Si a tu asesor le proporcionas los datos con la suficiente antelación estará muy, muy feliz de tenerte como cliente y no es broma: lo que cualquier profesional quiere es ofrecer el mejor servicio posible a su cliente y que éste esté contento con su trabajo. Pero lo mas importante es que cometerá menos errores, podrá prestarte un mejor servicio o te incluirá en la lista de clientes favoritos. 



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